El dinero ni se crea ni se destruye, solo cambia de manos.



Hay una ley física que ni a Einstein se le ocurrió formular, esta dice así: El dinero ni se crea ni se destruye, solo cambia de manos.

Y es una gran verdad, los humanos estamos obsesionados por acumular esos trozos de papel y metal, que para el resto de los seres vivos no significa nada. Un perro, una vaca, o cualquier otro ser vivo, puede que lo huela pero después lo rechazaría sin ningun valor práctico ni alimenticio. Nosostros, sin embargo, somos capaces de matarnos por esos mismos trozos de papel, de trabajar hasta caer extenuados, de engañar, de hacer todo lo imposible por acumular más y más de este material. Desde el punto de vista de la naturaleza esto es lo menos natural que existe. Y desde el punto de vista de la razón, es lo más absurdo a lo que nos ha llevado la mal llamada civilización.

Pero es nuestra realidad, ya lo dijo un sabio de la antigüedad al que me gusta citar: “El pan es para la alegría de los trabajadores, y el vino mismo regocija la vida, pero el dinero es lo que tiene mejor acogida en todo.” 
 
Por ejemplo, antes de la crisis del 2010, se dice que 388 personas acumulaban la riqueza que tenían un total de 3.600 millones de personas en países en vías en desarrollo y del tercer mundo. En 2016 se decía que tan solo 62 personas poseían la riqueza correspondiente a esos mismos 3.600 millones.
Pero un año antes de la pandemia, en el 2019 la cifra se había reducido a 26 super ricos que poseían la misma riqueza que 3.600 millones.
 ¿Qué significa esto? ¿Qué hay menos ricos? No. Tan solo significa que esos 26 millonarios han multiplicado su riqueza.

En realidad hay aproximadamente 2150 milmillonarios en el mundo, frente a los 8.000 millones de personas, y el desequilibrio después de la crisis del Covid-19 será mayor según todos los expertos. Posiblemente algunos de los CEOs de las grandes farmacéuticas y algún magnate de la distribución alimenticia (tipo Mercadona, LIDL, Carrefour), pasarán a engrosar la lista de esos super ricos y suban peldaños, a costa de la ansiedad y la necesidad de los demás. Así funciona esto.

En España, los datos más recientes indican que el 1% de la población acumula más dinero que otro 80% de esta. ¿Cómo es esto posible? ¿Es que acaso esos pocos ricos han sido más listos que ese otro 80% de la población y han tenido más suerte que el 9% restante? No.

Tenemos que tener en cuenta otra ley matemática, no escrita, que dice que la entrada de dinero a nuestras arcas, es inversamente proporcional a la salida de dinero de estas. Es decir, que cuanto más dinero entra en nuestros bolsillos menos queremos que salga de estos. La prueba más cercana, la de los youtubers españoles que se "mudan" a Andorra para tributar menos.  

Los hechos demuestran que esto es así:

-Según estudios de Oxfam, una institución dedicada a la pobreza en el mundo, se cree que el dinero escondido en los paraísos fiscales, puede alcanzar la cifra de 7,6 BILLONES de dólares. (lo pongo en mayúsculas para que se vea bien).
Esta cantidad que nos parece tan astronómica, para algunos expertos se queda corta, (otros estudios hablan de cifras que se acercan a los 14 Billones). Bien quedémonos con la primera cifra: Así, solo estos 7.6 billones escondidos al fisco, superan a todo el PIB de países ricos como Alemania y Reino Unido juntos. Es decir, esto es como si todos los ciudadanos y los gobiernos de esas dos potencias económicas pusieran todos sus bienes en esos paraísos fiscales a resguardo de las leyes impositivas. 

Ese afán de guardar dinero demuestra a las claras a donde se ha movido la riqueza mundial. El dinero por tanto no ha desaparecido, simplemente ha cambiado de manos y estas manos cumplen con la premisa de mientras más tengo, menos quiero soltar.



Si esos 26 multimillonarios y los otros tantos ricos del mundo que han desviado sus fondos en esos paraísos fiscales, lo hubiesen invertido en productividad y hubiesen cumplido con sus deberes, es muy posible que algunas de estas crisis mundiales pasadas no hubiesen existido o al menos los efectos tan prolongados y duros que muchos han sufrido. Cierto que no se les puede culpar de la Covid-19 (o tal vez sí), pero, como dice el refrán: "A río revuelto, ganancia de pescadores" En este caso, pescadores de fortunas.  

Tan solo esperemos que se cumpla otro refrán: La avaricia rompe el saco, y pronto el inmenso saco que acumulan esos pocos se rompa y todos seamos iguales, ante la ley y ante la vida. 

 

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