Luces y sombras de las criptomonedas



Últimamente se habla mucho sobre las criptomonedas. Bitcoin, Ethereum, Tether, Ripple, Litecoin, Polkadot, Cardano, XRP, son algunos de los misteriosos nombres de las monedas virtuales que se han puesto de moda en los últimos años para los inversores libres, empresas de captación de fondos, acaparadores y busca-fortunas. La primera criptomoneda que se creó fue el conocido como Bitcoin, originada en 2009 por un desarrollador conocido como Satoshi Nakamoto, (no se sabe si es ese el nombre real), utilizando un conjunto de funciones criptográficas llamada SHA-2, después han surgido otros métodos criptográficos. Hace años, tan solo un grupo de frikies y sesudos informáticos parecían dominar ese mundillo, hoy sin embargo, se ha popularizado hasta llegar a las más altas esferas, bancos, equipos de futbol que lanzan su propia moneda virtual, incluso países se han interesado en la moneda virtual. 

Se dice que el mundo de la criptomoneda es una forma de economía descentralizada, libre del control de los estados y con la opción de que cualquier persona puede invertir su dinero y hacerlo crecer sin contar con bancos, ni las limitaciones de los mercados clásicos. Se dice que es la inversión con más proyección de futuro que ninguna otra en el mundo. Claro, que eso es lo que dicen los defensores de este singular sistema, que sin embargo tiene sus luces pero también sus oscuras sombras.

                                           


¿Es un sistema piramidal? Un sistema piramidal se basa en que los que entran, son los que pagan a los que están antes, y mientras haya más inversores inyectando dinero, el crecimiento se mantiene, se sostiene y hace ricos a los primeros que recogen, pero el día que todos quieran salir, ese sistema se desploma, porque realmente no hay nada que lo sustente, ni fondos para pagar a todos el valor artificial que la inversión afirma tener y por lo tanto, se desvanece como el humo.

Aunque en el curioso mundo de las criptomonedas sucede algo extraño y es que la gran mayoría de los Bitcoin (el 95%), no los ha pagado nadie con dinero. Efectivamente, nadie ha puesto un solo euro para pagarlos o crearlos. Se han creado a partir de cálculos matemáticos obtenidos con sofisticados programas diseñados por los desarrolladores del invento, que son tres o cuatro cerebritos, que supuestamente se encuentran en la cima de la pirámide. 

Los que se encargan de crear o hacer aumentar los bitcoins son los mineros, pero nadie ha puesto dinero encima de la mesa, ellos consiguen crear criptomoneda utilizando complejos algoritmos matemáticos calculados por computadores de gran potencia. Los nuevos bitcoins son introducidos en la red cuando los mineros procesan bloques de transacciones, las cuales ocurren cada vez que alguien envía o recibe bitcoins, en una especie de retroalimentación. Así, se sabe que a día de hoy  en un solo día se pueden realizar aproximadamente 212.000 transacciones, lo que indica el gran trabajo de los mineros. 

A este método de trabajo se le llama Proof of work o prueba de trabajo, y se utiliza el método “blockchain”, que básicamente significa “cadena de bloques”, no es otra cosa que una base de datos de dominio público, compartido y descentralizado que permite que las criptomonedas puedan llevar un registro detallado de cada uno de los movimientos que se realizan diariamente, con el fin de garantizar que nadie sea capaz de romper el sistema y crear falsos bitcoins de manera fraudulenta, para ello obliga a cada minero a calcular una serie de retos matemáticos que necesitan de una enorme potencia de cálculo, pues solo se paga al que lo consigue más rápido. 

Eso requiere una gran velocidad de cálculo que los chips de tarjetas gráficas de alta gama proporcionan. En el caso del Bitcoin, a cada minero que logra “resolver los retos exigidos”  se le paga actualmente con 6,25 bitcoins, (hace algunos años era 25), pero que no es una cantidad pequeña, pues ahora mismo cada bitcoin alcanza varios decenas de miles de euros. Por ello, tantas personas invierten miles de euros en máquinas cada vez más potentes y esto está llevando a la escasez de chips relacionados con cálculos booleanos, pues la demanda de estos se ha disparado y las pocas fábricas en el mundo no cubren la voracidad de la demanda, lo cual lo están sufriendo las empresas informáticas, de telefonía móvil, los fabricantes de  vehículos y otros equipamientos. 



Pero son otros los que le dan valor al bitcoin o a cualquier criptomoneda.  De toda la valoración “bursatil” de los mercados de Bitcoin, solo el 5% es dinero de verdad, el resto es valor virtual ¿humo? Bueno, según los defensores, unos y ceros digitales y serios cálculos. Aunque no se entiende que para la creación de un bitcoin se paguen seis, eso limita la cantidad de mineros que pueden producirlos, no puede crecer exponencialmente, así como también afirman los entendidos, que hay un límite en la cantidad de bitcoins que se van a producir en el mundo. ¿qué pasará cuando se llegue a esa cifra? Ya nos podemos imaginar. Por otro lado, el valor del Bitcoin crece por la ley de Metcalfe, que establece que el valor de una red aumenta exponencialmente con un aumento de personas que la utilizan. Esto también suena a pirámide. 

Luego están las empresas que se encargan de “gestionar” la inversión de individuos que desean invertir parte de su dinero en criptomonedas, estas son las “Exchanges“, claro que aquí entran un gran número de timadores o avispados brokers que se juegan el dinero de otros para sacar todo lo que puedan y después, si te he visto no me acuerdo. Los mismos expertos advierten de utilizar otro método que se denomina monedero digital y realizar la inversión de manera más directa, pero por la complejidad del método, no es aconsejable hacerlo sin realizar un curso de especialización. 

Dentro del mundo de las cripto, hay otros personajes llamados “Las Ballenas” que son los macro inversores que son capaces de mover el valor de la moneda virtual a su antojo, con tan solo correr rumores, un ejemplo de esto lo tenemos en Elon Mask y su entro, salgo, compro y ahora no. que hizo subir y luego bajar la moneda.  

También entre el sistema de cripto, hay una quinta pata, "La comunidad” que son una especie de grupos sociales entorno a la criptomoneda.  Y este término se aplica a los grupos tecnológicos de cripto y blockchain, donde los miembros comparten los mismos intereses, ideas y pasión por las criptomonedas. Es en estas comunidades donde se hacen circular noticias, ideas de inversión, intercambio, ánimo a los inversores, propaganda, así como todos los rumores, para movilizar ¿O tal vez manipular a la comunidad?

Existe un brutal acaparamiento por parte de una minoría, frente a cientos de miles de inversores que depositan sus ahorros con la esperanza de que con paciencia recibirán en un tiempo prudencial de varios años pingües beneficios. Y se convence a los nuevos inversores con los datos del valor del bitcoin hace tan solo cinco años con el actual. Pero lo cierto es que solo el 3,99% de los propietarios de Bitcoins, acapara el 95,87% de todos los Bitcoins del mercado, que son 18.876.333. Y tan solo 1000 personas son propietarias del 40% del mercado de Bitcoins. ¿Cómo es posible que una moneda como el bitcoin alcance un valor actual de 49.500€? ¡Eso significa que los 18.8 millones de bitcoins valen 800 billones de euros! Pero como se indicó antes, si tan solo el 5% de ese valor se puede traducir en moneda real, por ser el que se ha depositado de forma efectiva a través de las exchange ¿Qué sucedería si por alguna razón 1000 personas de los cientos de miles de pequeños inversores solicitan o gastan sus bitcoins? No podrían convertir sus criptomonedas en dinero real. 

Cierto que los defensores del sistema, dirían que poco a poco los estados aceptarán el bitcoin como moneda de compra y venta y eso dejará de ser problema. El asunto es que tampoco se tiene acceso a todos los bitcoins, por tanto todo el valor es artificial. 

Recientemente murió Mircea Popescu que era considerado como una de las figuras más controvertidas en el mundo de las criptomonedas, se dice que solo él acumulaba más de 30.000 bitcoins en el momento en que se ahogó en una playa. Pero se llevó las claves de desbloqueó de su cuenta de bitcoins a la tumba, por tanto, nadie puede beneficiarse de su fortuna. Si nadie tiene acceso a las claves, esas monedas se perderán para siempre ya que se quedarán en las billeteras virtuales de Popescu sin la capacidad de ser liquidadas. Así que ahora mismo son humo.

La criptomoneda y la crisis energética

Por último, decir que la minería de la criptomoneda va en aumento exponencial y logarítmico, pero está consumiendo una cantidad de energía tan desmesurada que se dice que el funcionamiento de la criptomoneda bitcoin requiere de máquinas tan potentes y un sistema de enfriamiento de estas que no cualquiera puede instalarlas en su casa. A principios de 2017, la minería de bitcoin utilizaba 6,6 Tw/hora de energía al año. En octubre de 2020, esa cifra ascendía a 67 Tw/hora. A mediados del 2021 casi se había duplicado hasta alcanzar los 121 teravatios/hora. A día de hoy hablamos de 129 Tw/h, que para entender mejor, es tres veces superior a la energía que consumen anualmente todos los ciudadanos juntos de países como Nueva Zelanda, Austria, Israel, Emiratos Árabes Unidos, los Países Bajos o Filipinas. Atención que Noruega consume unos 124 TWh de electricidad, al año, mientras que Chile consume 74 TWh anuales, frente a los 129 Tw/h de los mineros del bitcoin.

Menos mal que estos mineros están esparcidos por todo el mundo, aunque China es el país que hasta hace poco acaparaba el mayor número de mineros, cerca de un 70% de la minería se llevaba a cabo allí. Y es curioso, una moneda supuestamente descentralizada y libre, que se crea mayoritariamente en el país menos descentralizado y más controlador del mundo. 

También resulta curioso que, mientras se pide a la población de ahorrar energía, debido al cambio climático, otros para poder crear un bitcoin más, no les importa colaborar de manera activa en el consumo energético desmesurado y aumentar así las emisiones de Co2.


Futuro de las criptomonedas

Como siempre, la ambición económica y la ecología no parecen ir de la mano, el dinero sea real o virtual siempre será destructivo, hasta que sea eliminado. Son muchos los que, animados por la fiebre del bitcoin, se lanzan a crear sus propias criptomonedas, hasta el día de hoy, se han llegado a contabilizar más de 8.500 diferentes criptomonedas, la mayoría se quedará en nada, pero todas siguen la estela del bitcoin y sus originadores sueñan con hacerse virtualmente ricos. Antes decíamos que China albergaba la mayor comunidad de mineros del mundo, pero desde el 2019 el gobierno Chino se propuso detener el comercio en criptomonedas, prohibiendo la minería. Poco después anunció su propia criptomoneda, el “Yuan digital”, con la que los ciudadanos chinos pueden pagar sus compras, pero las comunidades desconfían de esta estrategia del gobierno chino que tan solo busca controlar más y hacer un seguimiento digital de las transacciones de los ciudadanos.

Recientemente algunos equipos de fútbol para salvar sus economías han sacado sus propias criptomonedas, con ello se proponen pagar a jugadores, fichajes, y animan a sus seguidores a comprar sus criptos. Recientemente la Iglesia católica tuvo que desmentir la noticia de que se había creado el Cryncoin, una supuesta moneda del Vaticano, (en otros medios la mencionan como CristoCoin), detrás de esta moneda había una red de estafadores mexicanos. En España, Grecia y otros países se han detenido a personajes que han robado millones de euros embaucando a miles de incautos con ambiciones de hacerse ricos con las criptomonedas. 

 La reacción ante las noticias sobre gran cantidad de empresas fraudulentas alrededor de las criptomonedas, quiebras sonadas de inversores en bitcoins e informes sobre el uso de estas monedas para el blanqueo del dinero procedente del narcotráfico, ha provocado que en algunos países se prohibiera como sucedió en Bolivia, Venezuela y otros países, otros intentan controlar, imponer regulaciones, impuestos y demás. Contrariamente, algunos la han aceptado como moneda libre, (El Salvador), y eso hace soñar a las comunidades y subir el valor artificial de la moneda. Aunque bien es verdad que el mundo, al menos el occidental y más próspero se acerca a la digitalización de su moneda, hasta el momento son pocos los que aceptan el bitcoin, pues recelan de su desregulación. Tarde o temprano llegarán regulaciones estatales que pongan en peligro las impresionantes y artificiales subidas de valor de estas monedas y el interés decaiga. O tal vez, como anuncian los profesas de la cripto, los gobiernos acaben aceptando la nueva economía libre, dependiente eso si, de que la tecnología siga avanzando sin parar y hay energía suficiente para aumentar el minado indefinidamente, toda una utopía.

Se acerca la tormenta perfecta, la crisis energética provocada por la transición de los combustibles fósiles a energías renovables y la escasez del petróleo nos llevará a una situación compleja en los próximos años. Se calcula que la minería de Bitcoin seguirá siendo necesaria hasta que se haya emitido el último bitcoin”. Existe un número finito de bitcoins que será de 21 millones y a la fecha se han minado 18,8 millones. Se cree que para el 2025-2030 se pueda llegar a esa cantidad, aunque cada vez se está complicando más el minado y cada vez se pagará menos, el caso es que sigue subiendo, por ellos es más fácil que el límite se alcance antes que después, luego se vislumbra la hecatombe, como mínimo la incertidumbre. Aunque hay más monedas que le siguen y la pueden sustituir, puede convertirse la caída del bitcoin en el inicio de la cadena de caídas de las fichas de dominó. 




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