El nacimiento de un relato

Hace tiempo yo era tan solo una idea, un simple pensamiento, un sencillo camino a desarrollar, ni mejor ni peor que otros, pero único y diferente, era original.

Quiero contarles cómo pasé de ser un simple flash neuronal, una simbiosis electroquímica dentro una materia gris y viscosa, que rondaba de aquí para allá entre invisibles redes de microscópicas conexiones buscando un camino, a convertirme en el protagonista, en el líder de un grupo de otros que como yo hemos llegado a formar parte de uno de esos millones de seres inanimados, pero con personalidad, que son esas piezas compuestas de papel y tinta, que alegran, emocionan y entretienen a muchas personas.

Bien, pues resulta que un día me hallaba solitario, dando vueltas dentro de la cabeza de un tipo de esos que se dicen llamar escritores. Tenía ganas de salir de ahí, de abrirme camino, de darme a conocer, pues no me sentía como un pensamiento más, ni quería acabar como tantas historias escondidas en la profundidad de un almacén de datos que nunca se va a consultar. Así que le obligué a que me dejara libre, que a través de sus dedos me convirtiera en palabras, frases y tomara la forma de una bella historia. No me conformaba con ser un pensamiento solitario abandonado en un rincón de esa materia gris y viscosa, yo quería tomar vida propia, entrar a través de esas ventanas cristalinas, que llaman ojos, y colarme en la cabeza de esas bellas e inteligentes personas que son los lectores. 

        Pero una vez fuera de la mente de aquel tipo, me di cuenta que otros como yo deberían tener esa oportunidad que a mí se me dio. Yo solo, en verdad no era más que un relato corto, un cuento que se leía en unos pocos minutos. Así que convencí a otros pensamientos para que hicieran lo mismo que yo, que salieran de su escondite, que rompieran las ataduras y se convirtieran en ingeniosas historias, algunos eran tristes, otros alegres, y aún otros trágicos, pero todos tenían algo que contar. Poco a poco, fuimos formando un buen grupo de amigos, un gran equipo en el que muchos rogaron poder entrar, y que al final se quedó en lo justo y suficiente. 

          Y créanme, que me siento orgulloso de haber abandonado ese lúgubre lugar del que procedo y poder encabezar la lista de estos relatos que formamos ese nuevo libro, ese que lleva el título: Pensamientos Solitarios. 

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