El lector viajero





En esta entrada voy a colocar algunas fotografías de mi particular colección de fotos leyendo. En primer lugar diré que una de mis grandes pasiones es la lectura, desde que siendo niño me regalaron un ejemplar de La Iliada y otro de la Odisea de Homero, se inicio mi afición por la lectura. Durante años mi libros favoritos eran ensayos divulgativos: historia, religión, ciencia, arqueología, astronomía. Ultimamente a novela a llamado a mi puerta y no tengo una preferencia específica, si bien la novela histórica me llama más, no le cierro las puertas a otras temáticas de actualidad. 

Bien, para empezar diré que suelo leer andando, me acostumbré a leer en el metro en mis años de estudiante en Madrid, después del camino al trabajo.

Es fácil encontrarme asi:




Ya sea verano, invierno, noche o día, llueva, o haga frío, por alguna razón de costumbre he desarrollado la habilidad de leer caminando sin tropezarme, ni chocarme con nada, ni nadie. Hasta donde recuerdo solo me ocurrió dos veces, en una ocasión, hace más de treinta años choqué con una farola y en otra fue cuando al doblar una esquina, choqué accidental y embarazosamente con una chica, no tengo documentación fotográfica, pero os aseguro que no fue culpa mía, si no de la muchacha en cuestión. 
Sin embargo, soy muy precavido y no lo hago al cruzar la calle, aunque alguna foto parezca indicar lo contrario. En cualquier caso, si un conductor me ve, le pido prudencia y que no me atropelle.

Os mostraré algunas imágenes de mi colección de cientos de fotos leyendo, esperando que esta exposición sea grata a sus ojos, o al menos les haga pasar un buen rato.

LEYENDO DESDE LAS ALTURAS

Aparte de leer, otra de mis grandes aficiones es el senderismo, caminar, subir montañas, me atraen las alturas, pero donde pueda poner mis pies, es decir, volar no es precisamente una de mis preferencias y tengo pendiente alguna fotografía leyendo sobre un artefacto volador, aunque todo se andará. 
Pero me fascina poder sentir la sensación saludable de la brisa de las alturas, respirar aire puro, lejos de las bulliciosas urbes. Creo que si uno se lo propone podemos encontrar lugares así, incluso cerca de las grandes ciudades, ya sea en parques, campos o montañas a las afueras. Tan solo se trata de buscar las ocasiones para escapar y aprovechar lo que uno tenga a su alcance. 


Estos son mis acompañantes imprescindibles en mis rutas y caminatas. 


Soy afortunado al vivir en la Costa del Sol, una zona del litoral Meditarráneo sur, (Mar de Alborán), cuyas ciudades playeras están rodeadas de una sinuosa sierra montañosa, con cimas que superan los mil metros, no es mucho, pero lo suficiente como para disfrutar de preciosas vistas y perderse en sus bosques de pinares y pinsapos. El pueblo de Mijas, en lo alto de la sierra del mismo nombre, es una de mis rutas preferidas y entre octubre y Mayo, antes de que el calor haga su aparición. En algunas ocasiones, escasas a decir verdad, cuando media España se encuentra en ola fría, caen algunos copos de nieve en las cimas más altas de la sierra, cosa que nos gusta aprovechar para disfrutar de esta experiencia tan poco usual por aquí, y allá que voy con mi libro para dejar constancia del especial momento.

Por otro lado, las alturas no siempre son en montañas o picos, a continuación os dejo las fotos quizás más espectaculares, por el efecto visual, el lugar o el vértigo que pueden producir nada más verlas. Advierto que ninguna de esta fotos son montajes, ni siquiera me gusta retocarlas. Y aunque lo parezca, no corrí excesivo riesgo, ni la persona que las tomó, ni el lector. 



Arriba es en un viejo puente por donde pasaba el antiguo ferrocarril de Fuengirola a Málaga, a su paso por Torrequebrada. Aunque leer en algunos lugares parece peligroso, son solo efectos visuales, nunca corro riesgos innecesarios.
Esta y la de abajo se realizaron en los fiordos noruegos, mas concretamente en Preikestolen, un lugar muy concurrido con unas vistas inolvidables.





Esta fue en la espectacular fuente del Arco Triunfal, un monumento en el parque de la Ciudadella, en Barcelona.
En esta ocasión, el lector se encuentra en el muro del castillo de Sahara de la sierra, en el parque natural de los alcornocales, con el lago del mismo nombre.  Es un hermoso paraje para visitar entre Abril y mayo.
En esta foto se puede apreciar al fondo, el gran puerto de Barcelona desde el castillo de Montjuic, en uno de los muros del mirador. 
Esta me gusta, pues se plasma abajo la costa de Benalmádena y el mar azul en todo sus esplendor. 


Es otra de mis clásicas en un saliente de la montaña del Torcal de Antequera.

En el mirador de la montaña del Santo en Pizarra (Málaga), con la vista del bello pueblo. 


Desde la alcazaba de Antequera, con la vista a lo lejos de la montaña del Indio o Peña de los enamorados, en cuya naríz algún día tengo que hacerme una foto. 
Esta con la Alhambra de fondo. Me gusta leer ante lugares emblemáticos como este. 

De nuevo en Torrequebrada, con la vista del nuevo puente al frente.
Otra perspectiva de situación en Antequera.

Esta impresiona por el efecto caída, en realidad es un pequeño salto para el hombre y parece un arriesgado vuelo sobre un pico de Mijas, con la ciudad de Fuengirola a la vista.
El torcal de Antequera es un hermoso paraje para visitar.


Pero no hay nada como leer al aire libre en lo alto de cumbres, con bellas e impresionantes vistas, a las que aparentemente no aprecio al estar pegado al libro, pero disfruto igual.
La buenas lecturas merecen lugares de altura. Como estas cumbres en Mijas, Málaga.
Esta en el llamado Pico del Juanar, en la sierra que rodea la famosa ciudad de Marbella, lejos por supuesto de la Jet-set.
Pero tampoco las profundidades rocosas, cuevas de todo tipo se me resisten. Como arriba la cueva del Gato en la sierra de Grazalema
Incluso bajo la atenta mirada ciega de los murciélagos, como los de esta caverna de la Axarquía, no impiden que le siga el hilo a mi lectura.
  Para situaciones de oscuridad, siempre llevo algún lector de libros electrónicos con retroiluminación.

Olvidé la equipación para hacer escalada, pero no el libro...

Pero hay lugares más raros donde se puede encontrar el lector viajero, he aquí algunas de las más curiosas y surrealistas imágenes:



En una fiesta años 70 y abajo practicando como piloto lector. Nadie se sintió seguro en ese vuelo, no entiendo por qué.


Reflejos y sombras de un lector









Lugares raros para leer, como estos. 


En el cine, 




                                       En un escaparate... de modelo.

Arriba en un glaciar noruergo, abajo, boca abajo.

Bajo el agua o en una sauna, son los lugares más difíciles para hallar plena concentración, pero si no se intenta...



Mi dentista me realizó esta foto, admitiendo que era lo más raro que le habían pedido hacer. No era la primera vez que el lector aprovechaba una consulta médica para realizar su principal práctica, leer.
Esta es la radiografía de un lector empedernido


Es verdad que leer en un cementerio no es lo más común, pero o aseguro que nadie os molestará.


Esta otra da cierto vértigo, mientras la gente sobrelleva como puede las emociones fuertes de montarse en el  "Superman" en un parque de atracciones, el lector va a los suyo.  


No siempre leo solo


 


Las siguientes fotografías fueron enviadas por amigos y amigas, que ven esto y como de alguna manera les recuerdan a mi, me las mandan, algunos como peticiones para que repita la hazaña, y yo que en algunos casos les hago caso. Algunas de estas os aseguro que no soy yo, aunque lo parezca.




Hablando de nacimiento, según parece, ya leí antes de nacer. Esta es la prueba


 Esta de arriba es imposible que sea yo, aunque lo parezca, pues fue tomada en Woodstock, para ese entonces yo apenas tenía los dos años, pero desde luego tiene mérito leer allí.
 
Esta otra es futurista, ¿Para cuando los vehículos autónomos?




 Esta no sé si la haré algún día, no soy asiduo a los deportes de riesgo, aunque leer lo sea a veces.
Algún día me ocurrirá esto, me dicen muchos. Espero que no pues soy muy friolero.


 Montajes curiosos


Las más bonitas







Fotos en situaciones de la vida cotidiana.


En el gimnasio puedes ejercitar mente y cuerpo


Cortar el césped se puede convertir en una tarea más con un libro...


Comiendo o de compras, da igual, no hay que perder el hilo de la historia.



No hay comentarios: