¡El reloj del apocalipsis o del fin del mundo va a volver a ser adelantado! ¿Qué significa esto? ¿Cuál es el reloj del apocalipsis y por qué se le llama así?
En 1947 el director del Bulletin, una revista cuyo propósito era de alertar
al mundo sobre los peligros de la energía nuclear, solicitó de la artista
Martyl Langdorf que dibujara una imagen que ilustrara el peligro al que el
mundo se enfrentaba, de llegar una conflagración mundial de características
nucleares. Ella dibujó un reloj que marcaba siete minutos para la media
noche. A partir de entonces aquello se
utilizó como símbolo de inminente peligro, y se nombró un grupo de expertos de
diferentes disciplinas para que retrasaran o adelantaran dicho reloj en función
del peligro al que se enfrentara la humanidad.
En 1949 cuando la Unión soviética realizó sus primeras pruebas nucleares,
se llegó a adelantar hasta los tres minutos para la media noche, llegando a los
dos minutos en 1953, cuando se experimentó con la temible “bomba de hidrógeno”.
Pero cuando las potencias se dieron cuenta del poder destructivo de la carrera
que estaban empezando a correr, y llegaron los primeros acuerdos, se atrasó
llegando en 1962 hasta siete minutos originales.
En 1984 en plena guerra fría, llegó a alcanzar de nuevo los tres minutos
para la media noche, para ese entonces aquello se tomó como un temor mundial, el
punto más álgido de peligro real jamás alcanzado hasta entonces, era la época
en la que Reagan hablaba de guerra de las galaxias, enfrentamientos espaciales y
Brezniev de bombas de neutrones.
Pero pocos años después en 1991, cuando cayó el telón de acero y se
disolvió la URSS, las manecillas se atrasaron hasta 17 minutos. Se respiraba
optimismo, la paz mundial podría llegar y la democracia había triunfado. Pero posteriormente,
debido a los acontecimientos relacionados con el terrorismo internacional, un
nuevo distanciamiento entre Europa occidental y Rusia, se ha ido adelantando,
hasta que en el año 2015 se colocó de nuevo en la posición de los tres minutos,
idéntica que en plena guerra fría.
La cuestión es que ahora ya no se teme tanto una conflagración nuclear, pero
hay otros peligros que acechan la paz y la convivencia en el planeta, como el
terrorismo internacional, los escalofriantes datos sobre el calentamiento global,
el acercamiento de otro bajón inminente en la economía mundial. Esto último es
algo que los gobiernos se empeñan en desmentir, los medios de comunicación
procuran tapar y los bancos intentan maquillar, pero todos saben que no hay
escapatoria y que se avecina una nueva caída para la que ya no hay colchoneta
posible que la amortigüe.
¿Pero qué tiene que ver esto con el temor a una catástrofe o guerra
nuclear?
No se sabe si los expertos adelantarán un minuto o incluso dos el reloj, y
no porque se vea más cerca una guerra nuclear entre las potencias mundiales, no
parece posible que por mucho que lleguen al poder peculiares dirigentes, sean
tan locos para provocarla. En realidad, ahora el mayor temor es a las
consecuencias de una nueva guerra que se está iniciando, la guerra económica,
donde los poderosos intereses de unas potencias y otros chocarán como trenes en
marcha, reventando todo lo que queda en pie. No sabemos hasta donde se llegará, pero
expertos vaticinan una crisis aún mayor si una de las actuales potencias China,
cayera.
En cualquier caso, le llaman “Reloj del Apocalipsis”, como si aquel libro
bíblico del que sacan dicho nombre solo anunciase calamidades y si se lee
detenidamente no es así. Al mundo de las finanzas, del militarismo y de la
política, poco les interesa lo que ese libro diga, seguirán mirando por sus
intereses y de espaldas a las verdaderas necesidades de la gente común. Ojalá pronto se cumpliera lo que aquel libro
dice y todos los problemas de la humanidad cesarían.
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